Autor: Victoria Vílchez
Género: New adult
Editorial: Kiwi
Páginas: 277
Sinopsis: Tessa sabe muy bien que el primer amor
nunca se olvida, entre otras cosas, porque el destino parece empeñado en cruzar
su camino una y otra vez con el de Alex, el chico que le robó el corazón cuando
tenía tan solo dieciséis años. Su relación acabó mal, o más bien nunca terminó,
y ahora han vuelto a encontrarse. Cinco años después, Tessa no está dispuesta a
dejarse arrastrar por la tormenta de sentimientos que le provoca ese hombre
repleto de tatuajes y con una sonrisa capaz de despojarla incluso de su voluntad.
Pero una cosa es lo que ella quiera y otra muy distinta lo que su corazón no
deja de susurrarle.
¿Podrán superar en esta ocasión el daño
que se hicieron y todo lo que les sucedió en el pasado? ¿O están condenados a
encontrarse y perderse una vez más?
Traición, dolor, culpabilidad y una pasión que los empujará hacia el abismo y pondrá a prueba su amor.
Traición, dolor, culpabilidad y una pasión que los empujará hacia el abismo y pondrá a prueba su amor.
No me quieres, no te quiero | Si me dejas quererte
Bien, antes de nada quiero comentar que
si, por lo que sea, acabáis en el club de lectura romántica de Madrid y la
autora comenta que su libro no es la típica historia de amor desenfadada
hacedla caso porque, lo digo por propia experiencia, yo iba buscando la típica
historia romántica desenfadada para desconectar y, por no hacer caso a Victoria Vílchez, me tope con “No me quieres,
no te quiero” que, quizá, no es la mejor opción para desconectar. Eso no quiere
decir que no me haya gustado, realmente me ha encantado. Y mira que durante el
primer cuarto del libro yo me decía “Noelia, vale que haces llorar a las rocas,
pero esto tampoco me parece que vaya a romperte mucho” (si, hablo conmigo misma,
no es coña). Luego ya si, la historia decidió destrozarme por completo y me fui
a la cama con ganas de llorar, pero eso ya lo dejo para más adelante.
Nuestra historia en este caso está
contada desde el punto de vista de nuestra protagonista, Teresa, o Tessa, como
la suele llamar su mejor amigo y compañero de piso, Zac (Zacarías, realmente).
Tessa es una chica de 21 años, estudiante de psicología y que vive, como he
dicho, con su mejor amigo. Sin embargo, desde el principio nos damos cuenta que
Tessa continua enamorada de su primer amor, Alex, un informático malote con los
brazos llenos de tatuajes y que, al parecer, después de unos años separados Tessa
no deja de encontrarse por la isla. ¿Os he comentado ya que esta historia está
ambientada en Tenerife?.
Sin embargo, aunque Tessa en un principio
no quiere volver con Alex debido a todo lo que pasaron en el pasado no puede
evitar seguir colada por él hasta las trancas y plantearse si en realidad debería
darle otra oportunidad. Y a pesar de infidelidades pasadas, celos, peleas e
insultos Tessa y Alex se plantean volver a intentarlo. Pero ¿puedes olvidar el
pasado y comenzar de cero? ¿o por el contrario la relación está tan quemada que
es misión imposible olvidar el pasado?
Ahora, además de Tessa, que es un
personaje que me ha encantado y que me ha hecho sufrir muchísimo, y Alex, que
no me ha gustado tanto, también encontramos a Zac. Y Zac es… Zac, copiando la
frase a Tessa. (Mira, porque le tengo declarado mi amor a un ilirio buenorro llamado Azriel que si no
ya habría ido a buscarle para mí a Tenerife, que yo también quiero una taza de
café humeante por las mañanas y besos en la frente (no solo tiene eso el chico
pero es que si os cuento más corro el riesgo de haceros spoiler)). Por otra
parte, también nos encontramos con Marta, una Don Juan femenina, además de ser
la mejor amiga de Tessa, que no duda en decirle cuatro verdades a la cara por
el bien de su amiga a pesar de correr el riesgo de que esta se enfade con ella.
Marta también es un personaje que me ha encantado casi tanto como Zac o Tessa.
Por último encontramos a Teo, el hermano de Zac, que es otro Don Juan como
Marta y que de vez en cuando decide visitar a su hermano y hospedarse en su casa.
Este personaje también me ha caído bien, aunque no tanto como Tessa, Zac o
Marta. (La verdad es que el único que no me ha caído bien ha sido Alex, no se
si lo he dejado ver de forma correcta).
Por último tengo que decir que la
historia me ha encantado, no solo por los personajes, sino porque me encontraba
a mí misma apartando el libro unos momentos para preguntarme qué es lo que
haría yo si me encontrara en la situación en la que se encuentra la
protagonista.
Además, la forma en la que Victoria Vílchez trata las relaciones tóxicas con todo lo que conllevan, los celos, las infidelidades, los sentimientos, la culpabilidad y las amistades me han hecho meterme tanto en la historia que no podía dejar de leer y, aunque al día siguiente tuviera que madrugar me daba igual porque necesitaba conocer más de toda la historia hasta el punto que esos últimos capítulos me rompieron, y cuando llegue a la última página de ese pedazo de epílogo sentí una sensación de vacío y tal nudo en la garganta mezclado con unas ganas enormes de llorar que lo único que pude hacer es mandarle un audio de diez minutos a mi mejor amiga intentando explicarle cómo me sentía (aunque realmente lo único que repetía era: “tía necesito que te lo leas. En serio, tengo unas ganas de llorar impresionantes ahora mismo. Pero que necesito que te lo leas”). De hecho hice un trato conmigo misma (sí, también hago tratos conmigo misma) de no comenzarme la segunda parte de “No me quieres, no te quiero”, llamada “Si me dejas quererte”, hasta que no hubiera sido capaz de superarlo, procesarlo y digerirlo adecuadamente. Promesa que, por cierto, incumplí según me levante al día siguiente porque oye ¿qué es la vida si no te permites sufrir un poco de vez en cuando?
Además, la forma en la que Victoria Vílchez trata las relaciones tóxicas con todo lo que conllevan, los celos, las infidelidades, los sentimientos, la culpabilidad y las amistades me han hecho meterme tanto en la historia que no podía dejar de leer y, aunque al día siguiente tuviera que madrugar me daba igual porque necesitaba conocer más de toda la historia hasta el punto que esos últimos capítulos me rompieron, y cuando llegue a la última página de ese pedazo de epílogo sentí una sensación de vacío y tal nudo en la garganta mezclado con unas ganas enormes de llorar que lo único que pude hacer es mandarle un audio de diez minutos a mi mejor amiga intentando explicarle cómo me sentía (aunque realmente lo único que repetía era: “tía necesito que te lo leas. En serio, tengo unas ganas de llorar impresionantes ahora mismo. Pero que necesito que te lo leas”). De hecho hice un trato conmigo misma (sí, también hago tratos conmigo misma) de no comenzarme la segunda parte de “No me quieres, no te quiero”, llamada “Si me dejas quererte”, hasta que no hubiera sido capaz de superarlo, procesarlo y digerirlo adecuadamente. Promesa que, por cierto, incumplí según me levante al día siguiente porque oye ¿qué es la vida si no te permites sufrir un poco de vez en cuando?
Por sacarle alguna pega había ciertas
conversaciones que me resultaban un tanto filosóficas y me sacaban un poco de
la historia, pero es la única cosilla que no me ha gustado.
Total que, por no enrollarme más y como
resumen, Victoria Vílchez ha conseguido marcarme con “No me quieres, no te
quiero” y, a pesar de ser un libro que no creo que relea por esa amarga
sensación que me dejó al terminarlo, se lo recomiendo a todo el mundo porque,
desde mi punto de vista nos hace plantearnos ciertos temas en las relaciones
que podemos pecar de considerarlos irrelevantes y no lo son para nada, siempre
y cuando no estés buscando una novela romántica desenfadada, claro.
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